LA THERMOMIX.
Pues allí cenando los colegas, en La Fragua, bien comidos y bien servidos, tras unas botellitas de vino, alguien, ¿fue Cañamero?, ensalzó de forma gloriosa las cualidades técnicas y sus consecuentes beneficios de: ¡LA THERMOMIX!. Truenos, rayos y centellas descarguen al nombrar la madre de todos los electrodomésticos.
Ese aparato lo conozco por el interés que Jareta ha mostrado en su adquisición durante los tres últimos años de cocinetas. Es un robot, máquina, aparato, utensilio de cocina que hace que todos sus usuarios manifiesten y disfruten de un efecto placebo tras entrar en contacto con el chisme en cuestión. Su utilidad es narrada de forma excepcional, única, cuasiorgásmica, multiorgásmica, bien seas macho o hembra la exaltación es similar, los ves levitar en el "sumun" thermomix, sus ojos salen de sus órbitas, sus facciones se desencajan, sus venas se hinchan. Ellas y ellos criticaron sin piedad mi defensa de la cocina tradicional, de los pucheros, de las ollas, de las sartenes, de los hornos, de la cocción, del papillote, de las brasas de cagico, de los postres caseros, de la cocina de nuestras madres y abuelas. Defendían acérrimos y tenaces al chisme ese, que, decían, suponía la liberación del ser humano en la cocina, el fin de la tiranía fogonil, la alianza de civilizaciones entre marmitas y cacerolas.
Bien mirado he de reconocer, como así lo hice, el adelanto y ayuda que el chisme puede suponer. El beneficio en cuanto a tiempo y limpieza es indiscutible, así como su uso para realizar todo tipo de salsas y mezclas. Además el chisme ese es un medio para conseguir buenos platos, recetas complicadas llevadas a cabo...etcétera, ok, eso lo admito. Pero, amigos míos, no iba yo por ahí, no. El concepto es el concepto, el concepto es lo importante, decía el gallego en la peli. Yo quería referirme al hecho conceptual, al metafísico, al filosófico. Cocinar es otra cosa.
Nadie puede comparar la elaboración, su dedicación y empeño, cortando en juliana o picando según corrsponda, cociendo "al dente", pochando la cebolla hasta conseguir una textura de mermelada, esperando el hervir de una crema sin que se queme, la mezcla de un pastel, la masa de harina; con sacar unas cuchillas, meter los ingredientes, poner el tiempo y ya está. Es que sois de un insensible.
Bueno a ver cuando nos volvemos a juntar y así me dais caña, aunque espero leeros por aquí, la próxima cena seguro que estará tan sabrosa como la última, ¿os imaginais unas migas como las que os metisteis entre pecho y espalda cocinadas en la thermomix?...buaj, ¡pardiez que asco! las del otro día os gustaron, ¿eh?...
No hay comentarios:
Publicar un comentario