19 diciembre 2006
El desierto de Arizona. (1).
Fue de lo más auténtico de nuestro viaje por Estados Unidos. Estábamos pasando tres días en Las Vegas, la ciudad del juego y del pecado, para los yankees porque para un español ni de coña. El Gran Cañón del Colorado nos quedaba cerca, lo relativamente cerca que te deja un coche en tres horas, así que después de buscar una agencia de alquiler, que nos fue imposible, y desechar la opción soñada de la Harley Davidson- los 47 grados pesaban mucho en la ciudad así que en el desierto....brrrrr-, pues creímos que un casino sería la solución. Efectivamente, el glamuroso e histórico 4 Queens, -del que me hice socio honorífico jugando a las slot la noche anteriror je, je-, tenía un servicio de alquiler de autos, así que pillamos un DODGE con aire acondicionado y tiramos millas hacia el desierto.
El viaje fue puro road movie. La salida del 4 Queens, en el Fremont Street, lo hacía genuino. Circunvalamos Las Vegas camino del lago Mead por la 166, la Lakeshore Road, cruzando el parque Lake Mead National Recreation Area, con un peaje donde los guardas iban vestidos igual que el del Oso Yogui, por una serpenteante carretera a la orilla del lago hasta llegar a la Presa Hoover, orgullo de la ingeniería norteamericana de principios de siglo y frontera de los estados de Nevada y Arizona. Desde allí seguimos por la 93, una autopista recta y plana que discurre por el desierto de Arizona, primero con valles y montañas, terreno de colinas y riachuelos, la vegetación escasa se va perdiendo y, luego, se abre a un gran valle, a una inmensa meseta, a una estepa desértica y árida, de tierra color rojo, cielo azul y sol en lo alto. Parece la luna, vas pasando minúsculos pueblos en medio de la nada, pueblos con casas independientes, de chapa, autocaravanas, módulos prefabricados, alambradas y banderas del Estado de Arizona y la de las barras y estrellas, claro.
Al cabo de un tiempo llegas al cruce de Pierce Ferry Road, que es una carretera normal y una larguísima recta hacia el Gran Cañón, atravesando el Condado de Mohave. Circulamos por la zona de la antigua Ruta 66, un poquito más al sur y que iba desde Chicago a Los Ángeles, asfalto, tierra y gasolina para motoristas, camiones y furgonetas. Llegamos a Dolan Spring, un típico pueblo de carretera, con su Iglesia presbiteriana, su Saloon&Restaurant y sus rudos vecinos mirando y escupiendo tabaco. El núcleo del pueblo es pequeño pero su extensión en parcelas se hace amplísima, grupos de buzones brotan en el margen de la carretera cada pocos kilómetros.
Al cabo de un tiempo llegas al cruce de Pierce Ferry Road, que es una carretera normal y una larguísima recta hacia el Gran Cañón, atravesando el Condado de Mohave. Circulamos por la zona de la antigua Ruta 66, un poquito más al sur y que iba desde Chicago a Los Ángeles, asfalto, tierra y gasolina para motoristas, camiones y furgonetas. Llegamos a Dolan Spring, un típico pueblo de carretera, con su Iglesia presbiteriana, su Saloon&Restaurant y sus rudos vecinos mirando y escupiendo tabaco. El núcleo del pueblo es pequeño pero su extensión en parcelas se hace amplísima, grupos de buzones brotan en el margen de la carretera cada pocos kilómetros.
Debemos seguir todo recto, hasta el cruce de caminos de Anteras Road, por la 25 del Condado, allí hay un grupo de coches parados y varios son de policía, me faltó esa foto, era el Sheriff del Condado, uno de verdad. Unas millas adelante la carretera gira a la izquierda, entonces es cuando debemos dejarla y girar por la Cr-261, el problema es que dejamos la única carretera convencional en no sé cuántos kilómetros a la redonda para tomar una pista de tierra en medio del desierto de Arizona, con continuas señales de No Passing Zone...pero seguimos adelante.
1 comentarios:
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http://globalo.blogspot.com/
ESTE SI QUE ES BUENO.
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